Por Dierk Gotschlich
Mientras en el centro de Santiago se desarrollaba el proceso de matrículas del Instituto Nacional, en Providencia regresaban a las aulas estudiantes de liceos municipales como el Carmela Carvajal, Tajamar y Juan Pablo Duarte.
Aunque lo hacen bajo sistemas mixtos, todos los liceos del municipio tienen entre 40 y 45 alumnos por sala, lo que ha significado un desafío mayor para adaptar los espacios y dividir a los estudiantes para cumplir con los protocolos sanitarios. Esto también ha reabierto el debate sobre cómo repensar los cursos tras la pandemia.
Aunque antiguamente el máximo de alumnos por sala en la educación pública era de 45, eso cambió con la Ley de Educación Pública, que facultó a los Servicios Locales de Educación Pública (SLEP) a fijar límites de hasta 35 alumnos por sala, normativa que se aplica gradualmente.
Según cifras de Acción Educar, en base a datos del Mineduc, los establecimientos municipales urbanos tienen 27 alumnos en promedio, lo que baja a 24 si se consideran los rurales. Los particulares subvencionados poseen 28; SLEP, 26; y particulares pagados 24. Los colegios de administración delegada, en tanto, poseen un promedio de 31.
Tania Villarroel, directora de Estudios de Acción Educar, plantea que la evidencia es variada sobre la disminución de alumnos por sala: “Hay estudios que han encontrado efectos positivos en los aprendizajes y agobio docente, y estudios que no han encontrado estos efectos”.