Existe expectación en cómo esta primera rendición de la PAES influirá en el proceso de admisión y los puntajes de corte por carrera; sin embargo, este año servirá para marcar un piso y estándar para los próximos años.
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Escrita por Rosa Martínez.
Este año se pone término al período de transición entre la Prueba de Selección Universitaria (PSU) y la PAES (Prueba de Admisión Escolar), siendo esta última la evaluación e instrumento que, se espera, sea utilizado por un buen tiempo, sin perjuicio de los ajustes que se le puedan ir haciendo.
Simón Pinto, investigador de Acción Educar, explica que la nueva prueba es el reflejo de diversos análisis, recomendaciones y críticas que se le hacían a la PSU. Tiene como desafío, a largo plazo, que refleje menos inequidades previas y que de esa forma se entregue mayor flexibilidad, libertad y oportunidades a los jóvenes a la hora de postular a la universidad.
Si bien se mantienen como pruebas obligatorias competencia lectora y matemática, se incorpora una segunda prueba de matemáticas, que será un requisito para postular a las carreras que demanden un mayor nivel de competencias matemáticas, lo que dependerá de cada universidad. Mientras la prueba Matemáticas 1 medirá competencias básicas, generales y transversales que se necesitan en todos los ámbitos de la vida, la prueba Matemáticas 2 profundizará en la condición de competencias que son mayormente requeridas por carreras ligadas a las ciencias básicas, a la tecnología o pedagogías en matemáticas, entre otras.
Una segunda modificación relevante es el cambio en la escala de puntajes, siendo 1.000 puntos el máximo que se puede alcanzar.
Según el investigador, en esta primera rendición será difícil tener puntajes de referencias, ya que si bien los puntajes de las pruebas anteriores podrán ser transformados a esta nueva escala, son instrumentos distintos.
En relación a los puntajes máximos o “puntajes nacionales”, si bien el cambio de las pruebas no incorporaba su eliminación o reemplazo, la subsecretaria de Educación Superior anunció que ya no existirá el tradicional reconocimiento a quienes sobresalieron en la rendición de la prueba, cuyo símbolo era el desayuno en La Moneda con el Presidente o con las autoridades de cada región.
“Sobre este punto, cuesta entender la decisión, ya que la eliminación de los puntajes nacionales no generará ningún impacto en la forma y lógica para asignación de puntajes de la prueba y, por lo tanto, no se ve una contribución real a la equidad del sistema. Se reemplazará por un reconocimiento a los diversos esfuerzos según el contexto de cada estudiante, lo que no era incompatible con mantener ambos reconocimientos“, comenta Pinto.
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