Análisis del Ministerio de Educación, que siguió a un curso desde Primero hasta Octavo Básico, mostró que la asistencia más temprana al colegio implica mejores resultados académicos a la larga. Este antecedente ha sido puesto sobre la mesa, en momentos en que el parlamento discute un proyecto de ley para hacer obligatorio el kínder.
Por Roberto Gálvez
El proyecto de ley que busca ampliar a kinder los años de escolaridad obligatoria estuvo entrampado varios meses en el Congreso. Dicen algunos interiorizados en el tema que fue por razones políticas. Otros que por cuestiones técnicas.
Pero hace poco la discusión se retomó en comisión mixta y, según explica el ministro de Educación, Raúl Figueroa, la cartera hizo llegar propuestas concretas “para hacernos cargo de las observaciones que surgieron durante el debate en el Senado”. Por eso, agrega, “esperamos que se despache favorablemente en la próxima sesión que nos citen”.
“Ampliar la obligatoriedad del Kínder es fundamental”, señala Magdalena Vergara, directora ejecutiva del centro de estudios Acción Educar, quien cree que, en general, no se valora la importancia de este nivel educativo. “Hacer kínder obligatorio permitiría apoyar el trabajo que realizan las educadoras de párvulo para generar conciencia en los padres y así mejorar las tasas de asistencia”, añade.
“Es una forma de ofrecer igualdad de oportunidades para todos los niños y niñas, independiente del lugar donde hayan nacido”, concuerda Francisca Valenzuela, directora de la Escuela de Educación de Párvulos de la UAndes.
Carmen Montecinos, directora del Centro Líderes Educativos de la UC de Valparaíso, advierte, eso sí, que “no todos los programas producen beneficios, por tanto si uno quisiera hacer una educación preescolar mandatoria, es muy importante que esta tenga estándares de calidad altos, con un sistema de aseguramiento”.
Y es que no solo el Mineduc y los expertos se han mostrado favorables a ampliar la obligatoriedad escolar. También los parlamentaios, oficialistas y de oposición. Más aún a la luz de las cifras que el Mineduc puso sobre la mesa y que revelan los efectos de no tener Educación Parvularia (EP).
Según un seguimiento que hizo la cartera de Educación a la generación que en 2013 estaba en Primero Básico, hasta el cierre del nivel, en Octavo Básico, quienes sí accedieron a educación parvularia -al menos un año- tuvieron mejores notas y mayor asistencia que los estudiantes que no asistieron a ese nivel.
“Esos datos confirman que la educación parvularia es fundamental para la trayectoria formativa, por eso creemos muy importante generar un cambio cultural, para que los padres comprendan lo importante que es en el desarrollo de sus hijos”, expone Figueroa.
El análisis del Mineduc incluyó a 113.271 niños, de los cuáles 76.353 habían hecho prekínder y kínder, 22.470 solo un año de educación parvularia y 14.439 que no cursaron ese nivel.
A partir de esa información se observó que hay un impacto en el promedio general de las notas de Primero a Octavo Básico: los estudiantes que no estuvieron matriculados en EP tienen un promedio de 0,19 a 0,23 más bajo que los estudiantes que tuvieron uno (generalmente kínder) o dos años de EP, respectivamente. En concreto, el promedio de los ocho años de enseñanza básica de quienes hicieron dos años de EP fue de 5,77, de quienes hicieron uno fue de 5,74 y de quienes no hicieron fue de 5,55.
En ese sentido, la máxima diferencia se da en Primero Básico y fue disminuyendo mientras los alumnos avanzaban de nivel. Así, el promedio en ese primer nivel básico con dos años de EP fue de 6,00, con un año de EP llego a 5,92 y sin EP bajó a 5,71, es decir, 0,29 menos que el que hizo Prekínder y Kínder.
Mientras, en Octavo Básico, quienes tuvieron dos años de EP promediaron 5,80, los alumnos que cursaron un año llegaron 5,76 y quienes no tuvieron registraron una nota de 5,60.
Y las diferencias también son notorias en la asistencia anual: otra vez quienes tuvieron dos años de EP son los que concurren más al colegio en sus niveles básicos (91,9% de asistencia), versus los que tuvieron un solo año (91,7%) y quienes no tuvieron (90,4%). Y, nuevamente, donde más diferencias hubo fue en Primero Básico: el alumno sin EP tiene un 2,3% menos de asistencia que el que tuvo dos años.
¿Por qué es importante?
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), de la cual Chile es parte, el número de años en educación parvularia es un predictor del nivel de desempeño en la educación posterior y, por tanto, se torna fundamental. Chile, de hecho, ha asumido compromisos internacionales respecto de la EP.
“Es durante los primeros años de vida en los cuales se desarrolla el cerebro de un niño, lo que depende en gran parte de los estímulos que reciba, determinando la capacidad de aprendizaje y el desarrollo de habilidades”, expone Vergara desde Acción Educar.
En tanto, la directora de Escuela de la UAndes aporta que “los primeros años de vida son fundamentales para el desarrollo del ser humano, ya que es un periodo crítico para el desarrollo temprano del cerebro”.
En ese sentido, reseña que según la misma Ocde la sensibilidad cerebral para el desarrollo de habilidades fundamentales tiene su punto más alto alrededor del tercer año de vida. “Es decir, durante los primeros años los niños y niñas aprenden más rápido y mejor que en otras etapas”.
Mientras, desde Valparaíso Montecinos expone que “la evidencia internacional que ha estudiado el efecto de la educación parvularia tienden a mostrar que esta produce beneficios tanto a corto como a largo plazo en estudiantes, particularmente en aquellos creciendo en contextos donde existe inseguridad alimenticia y habitacional, o padres y madres que no tienen altos niveles de escolaridad”.