Aunque la matrícula femenina va al alza y alcanzó un peak histórico, con un 54% de los ingresos del último año, en el caso del área científica la participación de las mujeres cae al 20%. Expertos afirman que esto se debe a “estereotipos de género”, mientras que las universidades impulsan programas para aumentar la participación de alumnas en estas materias.
Por R. Gálvez
(Extracto del artículo de La Tercera, para verlo completo ingresa aquí)
Con un aumento sostenido desde 2009, la matrícula de mujeres en educación superior marcó su mayor nivel este año, cuando abarcó el 54% de los alumnos que ingresaron a la universidad. Y aunque en nueve de las 11 áreas de conocimiento definidas por la Ocde el género femenino es mayoría, hay dos donde ocurre lo contrario: las Fuerzas Armadas (FF.AA.) y de Orden y las carreras de tecnología, que abarcan las Ciencias Básicas, Tecnología, Ingenierías y Matemáticas.
En ese sentido, un estudio de Acción Educar en los alumnos de primer año determinó que las únicas dos áreas con ingreso femenino menor al masculino fueron las conocidas como Stem -por su sigla en inglés Science, Technology, Engineering and Mathematics-, donde las cifras son elocuentes: la presencia femenina marca un 20% en las ramas del área tecnológica, como Ingeniería, Construcción, Computación, Mecánica o Electrónica, y un 25% en las materias vinculadas con las FF.AA.
Las bajas cifras cobran relevancia si se considera que, según MiFuturo del Mineduc, las carreras tecnológicas se encuentran entre las mejores pagadas del país: al cuarto año de titulación solo son superadas por Derecho, lo que aumenta la brecha salarial de género toda vez que las mujeres se mantienen al margen de ellas.
Ana María Peñafiel, investigadora de Acción Educar, reseña que el área de Tecnología “es considerada esencial en la sociedad y dentro de sus características es el área que demanda mayor cantidad de trabajadores calificados, de las que ofrece mayores salarios, presenta bajos niveles de informalidad, empleos dinámicos e innovadores, entre otras”. Por todo esto, agrega,“la menor participación de mujeres afecta su seguridad económica, incrementa las brechas en participación laboral, al tiempo que impide la consolidación de una fuerza de trabajo diversa y talentosa”.
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