La Ley de Aseguramiento de la Calidad exige explícitamente que padres y apoderados reciban “información sobre los establecimientos de la misma comuna y de comunas cercanas” (art. 20) con el fin de que tengan más antecedentes para elegir un establecimiento. Sin embargo, el Plan de Evaluaciones presentado por el Mineduc y recientemente aprobado por el Consejo Nacional de Educación (CNED) considera entregar a los padres solamente información del establecimiento donde asisten sus hijos, restringiendo la posibilidad de conocer los resultados de establecimientos de mejor desempeño.
Raúl Figueroa, director ejecutivo de Acción Educar, destaca que resulta “sorprendente que el gobierno persiga a propósito limitar la difusión de información, en tiempos en que la transparencia es un valor clave. En este contexto, resulta impresentable que un documento público emanado de una autoridad, como el Plan de Evaluaciones, afirme explícitamente que busca “dificultar el acceso a la información para realizar rankings u otro tipo de comparaciones” (página 51)”.
Cabe destacar que el Ministerio de Educación, desde la creación de la Agencia de Calidad de la Educación (2012), dejó de elaborar rankings públicos. Hoy los rankings son elaborados por los medios de prensa para sus propios fines y resulta extremadamente peligroso pensar en limitar o prohibir la libertad de expresión de terceros con datos elaborados con fondos públicos.
“Lo que se observa es que este Plan de Evaluaciones no solo restringe el acceso a la información pública, sino que vulnera la libertad de expresión y el derecho a elegir de los padres” asegura Figueroa.
Menos información
Se suma a estas restricciones de acceso, la disminución de información valiosa que implican los cambios realizados por el Mineduc.
El nuevo plan de evaluaciones elimina los test censales en varios niveles: Lectura en 2° básico, Ciencias Naturales e Historia, Geografía y Ciencias Sociales en 4° básico y Ciencias Sociales en 6° básico y Ciencias Naturales en 8° básico. En algunos casos se reemplazan por pruebas muestrales que se rendirán con menor frecuencia y en otros se eliminan en su totalidad.
“Al convertir el Simce en un test muestral, éste deja de entregar información específica sobre cada colegio, lo que afecta a los propios recintos escolares porque pierden información valiosa para la toma de sus decisiones y planes de mejoramiento. Se suma a lo anterior la disminución de varias asignaturas lo que también afecta la información que llega a los colegios. Al mismo tiempo los padres también pierden antecedentes que pueden tener a la vista a la hora de seleccionar un colegio para sus hijos”.
Además la disminución de asignaturas a evaluar podría generar un estrechamiento curricular. En efecto la ampliación de las materias evaluadas fue una de las propuestas de la Comisión Simce de 2003, justamente con el objetivo de evitar la excesiva concentración de los establecimientos en Lenguaje y Matemática.
Incoherencia entre diagnóstico y medidas
El diagnóstico que sustenta el plan de evaluaciones queda al debe en cuanto a proveer estudios representativos, sistemáticos e independientes que demuestren o entreguen evidencia de que la dirección que está tomando el ministerio es la más apropiada para contribuir a asegurar la calidad de la educación escolar.
El diagnóstico del plan se centra, casi en su totalidad, en los eventuales problemas de uso de la información provista por el Simce a los que se refiere el documento: (1) el exceso de foco en las mediciones externas limitaría la visión de la calidad de la educación, (2) los establecimientos no tienen la preparación para aprovechar la información y (3) que los datos publicados son usados para la elaboración de rankings de dudosa robustez. Más allá de la validez de estos diagnósticos, lo que resulta curioso, es que en el mismo documento se admite que “existe falta de estudio y monitoreo sistemático de usos reales (deseados y no indeseados) que se le da al Simce” (p. 16). Por lo tanto, si no se sabe suficiente sobre el mal uso del Simce, ¿cuál es la base objetiva del diagnóstico para afirmar que existe un mal uso de la información? Hace falta mayor rigor en la información que nutre el diagnóstico del Ministerio de Educación.
Cambios debilitan instrumentos del sistema de aseguramiento de la calidad
La clasificación de establecimientos educacionales u ordenación es una herramienta fundamental para el sistema de aseguramiento de la calidad. Su principal ventaja es que permite evaluar a los establecimientos educaciones de forma mucho más justa que simplemente por sus puntajes Simce. La ordenación considera, además de los logros de aprendizaje, el nivel socioeconómico de la escuela y una variedad de indicadores respecto del desarrollo personal y social del estudiante, el clima escolar, entre otras.
El nuevo plan de evaluaciones debilita la ordenación de establecimientos. En primer lugar, no queda claro cómo se asegura la calidad técnica de la ordenación con menores fuentes de datos. Mientras menos datos (esto es, resultados Simce) nutran la ordenación, esta será menos precisa al momento de evaluar el desempeño de cada establecimiento. Dado que se trata de un instrumento con consecuencias para los colegios, esto es de la mayor importancia.
Asimismo, el menor número de evaluaciones implica menos oportunidades de medir los Otros Indicadores de Calidad, los cuales se obtienen mediante la aplicación de cuestionarios a los estudiantes, los cuales se realizan en el contexto de la rendición del Simce mismo.
Puedes revisar más detalles de estos y otros argumentos de Acción Educar a propósito del nuevo plan de evaluaciones en este Informe.