Repetir la prueba de Historia se hace inviable técnicamente. Hacerla, sin poder asegurar su correcta rendición, supone un atraso en el proceso de admisión e inicio del año académico. Lo anterior, traería consecuencias graves para las instituciones y para los estudiantes, quienes para cumplir con el plan académico terminarían el año a fines de enero de 2021, entre otros.
Siendo el escenario menos mal cancelar la PSU de Historia, es necesario asegurar en la mayor medida, que las posibilidades de los estudiantes para entrar a las carreras no se vea más afectado. La solución del CRUCh (imputar el mejor puntaje de cualquiera de los otros factores a la prueba de Historia), no es adecuada, ya que tiene un impacto significativo.
Casi 40.000 estudiantes (36,2%) verían alterado su puntaje, en la práctica solo un 40,7% mejoraría su posición relativa, en cambio al 34% se le empeora, viéndose por tanto perjudicados por el mecanismo.
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