La Tercera: CNA advierte que reforma a la educación superior “es un riesgo para la probidad” del sistema

Argumentan que esto se debería a la concentración de poderes del presidente de la futura agencia. Análisis del organismo asegura que el nuevo consejo perderá autonomía.

Por F. Guzmán y C. Mardones

Una serie de problemas detectó la Comisión Nacional de Acreditación (CNA) en la reforma a la educación superior, que ingresó hace dos meses al Congreso. Dichas observaciones quedaron plasmadas en un reciente análisis que hizo el organismo al futuro Sistema de Aseguramiento de la Calidad (SAC) que propone el gobierno en su emblemática iniciativa.

El proyecto establece que el SAC estará coordinado por la Subsecretaría de Educación Superior y que en él participarán el Consejo para la Calidad, que reemplazará a la actual CNA; el Consejo Nacional de Educación (CNED) y la Superintendencia de Educación. Así, la reforma cambia la actual acreditación institucional voluntaria por una obligatoria, lo que fue valorado por la CNA en su documento. Sin embargo, el organismo criticó la nueva estructura del Consejo para la Calidad y denunció una ‘concentración de poderes’ que es un verdadero ‘riesgo para la probidad y la transparencia’, según consignó el documento que ya pusieron en manos de la comisión de Educación de la Cámara. Alfonso Muga, presidente de la CNA, especificó que su preocupación radica en que la nueva agencia encargada de la certificación tendrá un presidente nombrado por el Presidente de la República. Esta figura, según Muga, concentrará las funciones técnicas y políticas que hoy radican en más de un miembro de la CNA. ‘Concentrar una dosis alta de poder en una sola persona es una apuesta extraordinariamente riesgosa, sobre todo cuando es un organismo que tiene que actuar en un plano muy diverso y con instituciones que tienen a su vez un carácter autónomo’, subrayó Muga.

Según el análisis de la CNA, el escenario es aún más complejo cuando se considera que los criterios y estándares para la acreditación serán fijados por la Subsecretaría y que los miembros del directorio de la futura agencia serán designados por el gobierno, aunque concursarán por el Sistema de Alta Dirección Pública.

Todo esto, según el informe, afectaría la autonomía de la CNA. ‘Inexplicablemente el proyecto plantea una fuerte limitación a la autonomía del Consejo para la Calidad, en contra de lo que se puede observar como una buena práctica a nivel internacional’, consigna el texto.

‘Es impensable imaginar que la agencia encargada de certificar la calidad no cuente con esa autonomía necesaria para su rol y que esté sometida a aspectos que puedan provenir de gobiernos de turno’, añadió Muga.

Para Raúl Figueroa, director ejecutivo de Acción Educar, ‘el órgano que tiene a su cargo la acreditación debería tener alta independencia para poder llevar a cabo su labor. Sobre todo si se considera que la nueva acreditación puede tener consecuencias para las instituciones sometidas al proceso, que podrían incluso significar su cierre’.

El rector de la UC de Valparaíso, Claudio Elórtegui, coincidió en que ‘es trascendental que el futuro consejo de la calidad sea autónomo’.

Uno de los documentos entregados por el Mineduc al Congreso que aborda el SAC asegura que el proyecto considera que hay varias medidas para resguardar la fe pública, entre las cuales figura que ‘los directores y funcionarios (del consejo) estarán sujetos a las reglas de probidad administrativa’.

Precisamente Cristóbal Villalobos, investigador delCentro de Estudios y Prácticas Pedagógicas (Ceppe) de la UC, señaló que el nuevo sistema de certificación de calidad apunta a ser una estructura semiautonóma para ‘combatir aspectos de corrupción que estuvieron presentes en el pasado’. Además, agregó que uno de los puntos favorables de la popuesta es la acreditación integral que plantea. ‘Actualmente muchos planteles se concentran en acreditarse institucionalmente y tienen muchas carreras que jamás acreditan, sin ninguna prueba de que realmente en ellas se cumplan estándares mínimos de calidad’, dijo Villaobos. Para la CNA este punto es central, porque, si bien valora la acreditación integral y obligatoria, alerta de severos problemas prácticos: ‘Tomar una muestra del 30% de carreras (para acreditar) podría eventualmente sobrecargar ciertas partes de la institución y forzar a focalizar las disponibilidades institucionales en las carreras evaluadas’.

Autonomía

La certificación propuesta por el gobierno establece tres niveles de acreditación: A, B y C. Los últimos dos tramos deberán elevar solicitudes especiales para abrir nuevas sedes o aumentar su matrícula. Según el análisis de la CNA, esto afecta la autonomía de las instituciones, porque sólo aquellas con nivel de acreditación lograrán conservar las mismas facultades que hoy tienen. Además, el informe de la CNA consigna que es negativo que aspectos de control, que debieran estar en manos de la Superintendencia o de organismos y procesos de otro tipo, queden asociados a la certificación de calidad.

Para el rector Elórtegui, deberían efectivamente existir restricciones de ese tipo, pero no para todas las instituciones. ‘Deberían ser para los planteles que están en la categoría inferior, pero me parece excesivo colocar ese tipo de restricciones a las instituciones que queden en el nivel intermedio’, aseguró el rector.

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