Educación parvularia: institucionalidad y financiamiento

Resumen Ejecutivo

La educación preescolar ofrece múltiples beneficios. No solo disminuye las probabilidades de ausentismo, repitencia y deserción escolar, sino que además se relaciona con aumentos en los puntajes en el Sistema de Medición de la Calidad de la Educación (SIMCE) y la Prueba de Selección Universitaria (PSU).

Asimismo, la educación inicial es la etapa educativa con mayores retornos sociales.

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Sin embargo, en Chile estos niveles han disminuido su cobertura y asistencia promedio en mayor medida que el resto del sistema.

Además, el gasto presupuestario de la Junta Nacional de Jardines Infantiles (JUNJI) ha sido reducido en los últimos dos años.

La educación preescolar chilena consta de tres ciclos: sala cuna (menor y mayor); los niveles medios o jardines infantiles (menor y mayor) y los niveles de transición (NT1 y NT2, o prekínder y Kínder).

La cobertura neta de los niveles de educación inicial es más alta en los niños de mayor edad.

Al año 2022, el 11,1% de la matrícula de educación parvularia se ubica en el nivel de sala cuna, el 29,4% en los niveles medios, y el 59,6% se encuentra en los niveles de transición.

Las principales instituciones que proveen educación inicial son: la JUNJI; la Fundación Educacional para el Desarrollo Integral de la niñez (Integra); y los establecimientos educacionales escolares.

Tanto la JUNJI como la Fundación Integra cuentan con establecimientos “clásicos” (con Reconocimiento o Autorización de Funcionamiento) y “alternativos” o “no convencionales”. Estos últimos no siempre ofrecen educación formal y su objetivo es servir a comunidades de zonas aisladas o de contextos particulares. 

Los establecimientos clásicos de JUNJI e Integra a su vez se dividen en los de Administración Directa (AD), y los administrados por terceros (municipalidades, Servicios Locales de educación Pública, o privados sin fines de lucro) que reciben aportes fiscales de estas instituciones. Estas modalidades son conocidas como JUNJI VTF (vía transferencia de fondos) e Integra CAD (convenio de administración delegada).

En el año 2022, las escuelas subvencionadas concentraron el 60,5% de la matrícula de educación parvularia; 37,5% correspondió a escuelas convencionales, 19,9% a escuelas de Lenguaje, 2,5% a escuelas de Párvulos, y 0,7% a Escuelas Especiales.

La JUNJI abarcó el 70,6% de la matrícula del nivel sala cuna (57.732 lactantes), el 45,9% del nivel medio (99.678 párvulos) y el 22,6% de los alumnos matriculados en la educación parvularia chilena (167.102 niños) en 2022.

La mayoría de la matrícula de la JUNJI (57%) se encuentra en centros educativos JUNJI VTF, para el año 2022.

La Fundación Integra recibe menos alumnos que la modalidad JUNJI VTF en 2022. El mismo año, Integra sirve al 28,79% de la matrícula del nivel sala cuna (23.534 lactantes), al 23,27% de la del nivel medio (50.487 niños), y al 10,45% del total de educación parvularia (77.266 alumnos).

El sector exclusivamente privado representa el 6,46% de la matrícula de educación parvularia (47.763 niños).

En 2020, Chile destinó un porcentaje más alto de su PIB a la educación inicial en comparación con el promedio de los países miembros de la OCDE (1,2% y 0,9%, respectivamente).

Por otro lado, en la última década, el país promedio de la OCDE ha realizado una mayor inversión por alumno que Chile en todas las etapas educativas, incluyendo la educación preescolar. En ambos casos, la mayor inversión por alumno se realiza en el nivel terciario, mientras que la educación primaria supone el menor gasto por estudiante.

El sistema de financiamiento de la educación inicial chilena es complejo, desigual, y carece de transparencia. Establecimientos que atienden a niños de igual grupo socioeconómico y en el mismo nivel educativo reciben aportes estatales distintos.

Un tercio de los alumnos de la educación inicial chilena (244.368 niños) asisten a establecimientos financiados de manera inequitativa (JUNJI AD, VTF e Integra).

La subvención para la modalidad JUNJI VTF, está sujeta a la asistencia mensual, a diferencia del resto de salas cunas y jardines JUNJI e Integra.

Los centros JUNJI VTF reciben el menor aporte fiscal por alumno para cubrir sus gastos directos en 2022. Mensualmente reciben $223.178 pesos, un 43,7% menos que los establecimientos JUNJI AD y un 43,2% inferior a que los establecimientos de Integra.

Un establecimiento VTF dependiente de un SLEP recibe 15,4% menos en aportes para el gasto directo por alumno en comparación a un centro VTF municipal.

Equiparar la brecha presupuestaria reportada entre JUNJI AD, VTF e Integra, supone un costo de $200.947 millones al año. El 98,5% de este costo corresponde a la brecha entre establecimientos JUNJI AD y VTF.

La disparidad presente en los dos primeros ciclos de la educación parvularia no existe en los niveles de transición (prekínder y Kínder) dado que los aportes estatales para estos últimos se encuentran en el marco de la Ley de Subvenciones Escolares, la cual asigna un monto mensual en base a la asistencia, y cuenta con múltiples incrementos (por retención escolar, por alumnos con necesidades educativas especiales, etc.)

Acción Educar propone: (i) transparentar el criterio de asignación presupuestaria para los niveles de sala cuna y medios; (ii) homologar gradualmente la subvención recibida por instituciones JUNJI AD, JUNJI VTF e Integra; (iii) que la JUNJI recoja información sobre las fuentes alternativas de ingresos de sus establecimientos.

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