El Dínamo: Directora ejecutiva Acción Educar sobre PSU: “Es imposible pensar en cambios inmediatos de un año para otro”

Tras la suspensión de la prueba de Historia para todos los estudiantes de Chile –y de las otras tres en 86 locales-, el panorama de admisión 2020 sigue incierto. “Lo que buscan es la improvisación dentro de las políticas públicas, lo que termina afectando a los estudiantes sin siquiera dar solución a los problemas: la segregación y la falta de equidad”, asegura la abogada.

Por: Camila Sánchez

En los 17 años de la historia de la Prueba de Selección Universitaria (PSU), por primera vez no se pudo dar. Algunos de los 295 mil estudiantes inscritos pudieron rendir las pruebas de Lenguaje, Matemática y Ciencias, mientras que otros la vieron suspendida en 86 locales por manifestaciones e incidentes convocados por la ACES. Y la tarde del martes 7 se suspendió oficialmente la de Historia, Geografía y Ciencias Sociales por una filtración que está siendo investigada.

“Hay una razón injustificada para decidir boicotear la PSU este año”, asegura a Mujer Dínamo la Directora Ejecutiva de Acción Educar, Magdalena Vergara. “Primero, porque el 2018 se decidió hacer un cambio al sistema de acceso para dar mayor equidad, lo que se empezaría a repensar este año. Pero también porque se está pretendiendo presentar una demanda como un todo o nada, que trae consecuencias relevantes. En definitiva, lo que buscan es la improvisación dentro de las políticas públicas, que termina afectando a los estudiantes -especialmente a los de peores niveles socioeconómicos- sin siquiera dar solución a los problemas que ellos mismos ven: la segregación y la falta de equidad”.

¿Qué errores se cometieron? Según la abogada, “faltó la responsabilidad de hacer las mejoras necesarias cuando correspondía y hacerse cargo de las recomendaciones de diversos estudios e informes que se han hecho”.

Ha pasado más de un día desde la suspensión de la prueba de Historia y aún no hay respuesta oficial sobre qué va a pasar con los estudiantes. ¿Cómo lo evalúas?

Aquí lo que falta es dar mayor claridad para los estudiantes. De lo que nos tenemos que hacer cargo ahora es cómo lo solucionamos y cómo no los seguimos afectando. La preocupación hoy día son las personas que no lograron rendir la PSU bien y que puedan entrar sin problema a la educación superior. En eso, yo creo que al Cruch le faltó una mayor anticipación. Dieron unas declaraciones diciendo que no habían previsto esto, cuestión que es bastante inverosímil dado el contexto país en el que nos encontramos. Esto debía haberse previsto y haber tenido protocolos de acción inmediatos, cosa de poder darle certidumbre a los estudiantes. Ahora, hay que dar cierta tranquilidad de que hay alternativas y una solución que se podría plantear.

¿Cuál sería esa solución?

Las pruebas más relevantes son las obligatorias: la PSU de Lenguaje y la de Matemáticas. Uno debiera buscar a toda costa que los estudiantes puedan rendir esas pruebas con tranquilidad y efectiva seguridad, sin una nueva posibilidad de boicot. Esas pruebas son las más relevantes en cuanto a la ponderación y tienen condicionadas una serie de políticas públicas asociadas a su puntaje, como la posibilidad de acceder al CAE, la gratuidad, los beneficios y las becas, entonces es importante que al menos esas dos estén bien hechas. La PSU de Historia, no quiero decir que no es relevante, pero el impacto es menor. Lamentablemente, la consecuencia sería no hacer esa prueba, a no ser que se asegure la seguridad para darla. Dada la filtración, sería mejor no hacer esa prueba y tomar otro tipo de soluciones, ya que que la ponderación promedio es 13%, entonces no impacta mucho en el puntaje.

¿Este año ya sería el último de la PSU como la conocemos?

Lo que establece la ley para este año es un fin del Sistema Único de Admisión (SUA), administrado por el Cruch. A partir de marzo los comités técnicos van a hacerse cargo del nuevo sistema de acceso. Eso implica la posibilidad de hacer cambios diversos, no sólo en la prueba sino en la totalidad del sistema. La ley sólo establece que debe haber una plataforma única y que debe haber consideración de los dos subsistemas que hoy día existen (universitario y técnico profesional). Como te comentaba que no es posible la improvisación en este tipo de materia dado el impacto que tiene, es imposible pensar en cambios inmediatos de un año para otro. Hay ciertas cosas que sí se han venido pensando desde antes, como dividir la prueba de Matemáticas en dos y eliminar algunas preguntas en Lenguaje. Es más factible pensar otros cambios en el sistema que permitirían una mayor equidad, por ejemplo, dar mayor libertad para que las instituciones ponderen de distinta manera los distintos factores que existen hoy día. Hay mecanismos distintos que permitirían dar equidad al sistema y que no pasan necesariamente por un cambio en la PSU, que es muy complejo de hacer de un año para otro. Aquí estamos hablando de al menos cinco años para poder hacer un cambio total. El Cruch debe hacer un mea culpa y empezar a repensar con voluntad de hacer cambios en la prueba y en cuanto al sistema, planteando otros mecanismos que permitirían mejorar en equidad con la seriedad que corresponde del caso.

¿Es posible que las instituciones tengan pruebas propias?

Algo que hemos promovido es abrir la posibilidad de que las instituciones tengan mecanismos propios de admisión: una entrevista, un ensayo, pruebas específicas para medir habilidades distintas. Ahora, la posibilidad de hacer eso no quita el que exista un examen estandarizado, porque eso le da cierta objetividad y transparencia al sistema. Ninguno de los factores o instrumentos va a ser perfecto. Otra cosa es que hoy en día para postular se exige -más allá de la PSU- un puntaje mínimo de 450 puntos. Uno podría pensar en la posibilidad que no necesariamente requiera ese puntaje, sino un cierto porcentaje del ranking o las notas de enseñanza media. Así, si a un estudiante está dentro de los mejores de su generación, pero le va muy mal en la prueba, igual pueda entrar.

¿Dónde crees que falló la PSU?

A la PSU le falta cierta validez ya que no logra medir lo que debiera medir: predecir cuál es el éxito académico de los estudiantes en la educación superior. Es una prueba que no entrega información respecto de las habilidades y competencias de los estudiantes. Tiene sesgos socioeconómicos–toda prueba estandarizada puede tenerlos- pero la PSU además discrimina a todo un sector de la educación, que es el mundo técnico profesional, ya que mide conocimientos según las bases curriculares de Enseñanza Media y la modalidad técnica no tiene todos esos contenidos. Por otro lado, la PSU buscó un doble objetivo –y eso para un solo instrumento es muy complejo-: medir cuál fue el aprendizaje y conocimiento del currículum escolar y predecir o seleccionar a los estudiantes para la educación superior. Finalmente, no ha logrado ninguno de los dos.

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