Estas acciones podrían ser útiles, sin embargo, los expertos indican que para adaptarlas y que funcionen bien en los establecimientos chilenos hay que partir por un diagnóstico claro que determina las pérdidas educativas y el daño socioemocional de los alumnos.
Por C. Menares
La pérdida de aprendizajes que ha causado la pandemia podría remediarse. Al menos así ha ocurrido en Estados Unidos, Francia y Reino Unido, países donde se aplican estrategias que están ayudando a los escolares a “ponerse al día” con las materias y mitigar los efectos adversos de la situación sanitaria y la educación a distancia a su salud mental y bienestar.
Así lo concluye un análisis realizado recientemente por Acción Educar, donde se investigaron diversas iniciativas internacionales exitosas que pueden replicarse en los establecimientos educacionales chilenos con esta finalidad.
“Estudios mostraron en otros países que una pérdida de tres meses de clases se asociaba a que los alumnos se encontraran un año y medio atrasados en aprendizajes. En Chile, hace poco meses el Diagnóstico Integral de Aprendizajes (realizado por la Agencia de Calidad de la Educación) señaló las grandes pérdidas que significaron para los estudiantes la pandemia y el cierre de escuelas. Este problema debe ser abordado y con estrategias que cuenten con el respaldo de la evidencia”, explica sobre la relevancia de este análisis Magdalena Vergara, directora ejecutiva de Acción Educar.
De la experiencia extranjera fue posible recoger tres estrategias diferentes. Primero, aumentar el tiempo de clases a través de más horas en el aula, menos tiempo de recreo o pasando materia los fines de semana, y también aumentar el tiempo de actividades extracurriculares.
Segundo, atención personalizada de profesores y asistentes de educación (como psicólogos y psicopedagogos), en grupos pequeños o individualmente a cada alumno, siempre centrándose en las pérdidas personales de los escolares.
La tercera estrategia vista fue reducir los contenidos de los programas educacionales, concentrándose en los conocimientos esenciales. Es decir, priorizar el currículum.
Diagnóstico profundo
Para adaptarlas a Chile, Francisco Alessandri, investigador de Acción Educar que participó en el análisis, advierte: “La solución siempre debe considerar el contexto nacional. Es mala idea simplemente replicar las acciones de estos países, sino que deben considerarse las posibles herramientas y aplicarlas a nuestra realidad, necesidades, capacidades y presupuesto”.
Para aplicar estas acciones sería entonces fundamental realizar un “diagnóstico profundo”. Alessandri precisa que esto es “determinar el nivel de pérdidas de aprendizaje y daño socioemocional de los alumnos, evaluar qué tan alto o bajo es. Luego, determinar las brechas en aprendizajes, cómo varias entre territorios, origen u otros, para poder generar las acciones y orientaciones. En todo este trabajo es muy relevante la toma de decisiones de la propia escuela y las estrategias que ella implemente conforme a sus propias características”, precisa.
De acuerdo a Magdalena Claro, académica de la Facultad de Educación de la U. Católica y directora del CEPPE UC y quien no fue parte del análisis de Acción Educar, es “relevante y útil mirar experiencias de otros países para ver cómo se ha abordado este fenómeno. Estas acciones se pueden adaptar, pero hay que entender que cuando se adaptan es fundamental considerar las diferencias culturales, económicas, políticas y educativas entre países. En el fondo, es importante considerar que el elemento adaptación supone contextualizar cualquiera de estas estrategias”.
Por su parte, Vergara añade que en los colegios es donde se cuenta con mayores herramientas y oportunidades para apoyar a los escolares. “Por eso, el eje central de la recuperación de aprendizajes debe ser desde la presencialidad. Especialmente para los alumnos que no han mantenido una conexión con sus profesores y escuelas y aquellos que no han participado de las diversas actividades escolares”.
Por ejemplo, señala que según varios estudios, la atención personalizada debería ser con tutorías durante el horarios de clases.
Y agrega: “Es una muy buena noticia que el 68% de los colegios ya estén abiertos. Sin embargo, es necesario seguir trabajando por aquellos que aún no han regresado a clases presenciales, identificar los problemas que puedan tener y darles solución. Volver a los colegios, con todas las medidas de seguridad necesarias, es una urgencia para mitigar las pérdidas de aprendizajes asociadas a la pandemia”.