El Mercurio: Estudiantes tienen en promedio 61 ramos durante su paso por la universidad

Expertos aseguran que tener esa cantidad de materias puede vincularse al bajo nivel con el que vienen desde el colegio.

Por S. Quevedo

Si bien el viernes los alumnos que fueron puntajes nacionales supieron sus resultados en la Prueba de Selección Universitaria (PSU), el resto de los más de 294 mil estudiantes que se inscribieron para rendir el examen podrán saber cómo les fue a contar de las 8:00 horas de hoy.

Junto con ello hoy también comenzará el proceso de postulación a los distintos planteles de educación superior. Así, en esta etapa que dura hasta el domingo 30 los alumnos deben estar atentos a la institución de su preferencia y la extensión de la carrera que escogerán.

Según datos del Ministerio de Educación, los jóvenes tienen un promedio de 61 ramos en su paso por las universidades para seguir carreras profesionales.

Si bien este número puede parecer abultado, por lo general los programas tienen una duración de cinco años, por lo que alcanzan a tener seis asignaturas por semestre.

Y es que, además de incluir materias de su propia especialidad, cuentan con ramos de formación general que se suman al currículum y en ocasiones se agregan ramos deportivos.

La razón detrás de ello la plantea Daniela Véliz, académica de la Facultad de Educación de la U. Católica, y tiene que ver con la diferente preparación con la que llegan los futuros universitarios y la necesidad de reducir esa brecha: ‘Existen ramos que las instituciones tienen que poner para poder nivelar a los estudiantes y lograr un perfil de egreso determinado’. Una idea compartida por el rector de la U. de Chile, Ennio Vivaldi, quien dice que ‘la formación que reciben los jóvenes antes de entrar a la universidad es tremendamente desigual en Chile, lo que nos obliga a todos a gastar esfuerzos en nivelación’.

Si bien el jefe de Educación Superior del Mineduc, Juan Eduardo Vargas, sostiene que ‘algunas instituciones deben impartir cursos especiales para nivelar a sus alumnos, especialmente aquellas que tienen mayor porcentaje de estudiantes vulnerables’, afirma que ‘ello no implica necesariamente que las carreras se alarguen’.

Enfatiza que, ‘más que la cantidad de asignaturas, lo relevante es la cantidad de horas de trabajo que implica cada una de ellas’. Y advierte que es importante considerar la autonomía que cada institución tiene para armar sus mallas académicas.

El director ejecutivo de Acción Educar, Daniel Rodríguez, plantea otro aspecto detrás de la cantidad de ramos que se tienen.

‘Existen ciertas regulaciones que generan distorsiones, como que pidan cinco años de estudio para cargos en la administración pública. Eso también puede estar aportando a alargar artificialmente las carreras’, sugiere.

Con todo, algunos planteles ya han tomado cartas en el asunto. En 2014, la Facultad de Medicina de la U. Católica reformó su malla curricular y redujo la duración de la carrera a seis años. El rector Ignacio Sánchez detalla que la institución tiene ‘carreras de cuatro años que en otras universidades son de cinco. Ingeniería y Medicina tienen un año menos que en otras instituciones’. Así, se muestra receptivo a hacer un análisis curricular más amplio, ‘y si es que hay un acortamiento que se pueda hacer, bienvenido sea’.

Ello le hace sentido a Ariel Ramos, investigador de política educativa de Educación 2020, para quien ‘debiera revisarse la duración de las carreras, cambiando el foco hacia una formación más general, pero fomentando una continuidad de los estudios’.

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