Por: Valentina González.
Lineamiento también zanja que las asignaturas del plan de estudios de cada colegio deben tener al menos una nota.Un documento del Ministerio de Educación zanjó ayer una de las principales interrogantes que han enfrentado los colegios en estos meses de pandemia y clases remotas: qué hacer con las evaluaciones y la promoción.
El documento no contempla la promoción automática, pues menciona la repitencia como un escenario posible, por ejemplo, para niños con los que se haya perdido comunicación.
Tras enfatizar que es responsabilidad del establecimiento resguardar ese vínculo, se añade que ‘si a pesar de estos esfuerzos no hay forma de contactarlos o el contacto es inestable, se recomienda activar el comité de evaluación que junto al equipo directivo podrá tomar la decisión de promoción o repitencia’.
‘Nunca es tarde para echar a andar un plan de acompañamiento para aquellos estudiantes con los que se ha perdido el contacto. Diseñar este plan (.) permitirá prevenir la pérdida de contacto y darles oportunidades de retomar el vínculo’, explica el jefe de la División de Educación General, Raimundo Larraín.
Respecto de las evaluaciones, se considerará el logro de los objetivos de las asignaturas que contemple el plan de estudios de cada colegio, ajustado por la pandemia. ‘Independiente del tiempo que reste del año escolar, la recomendación es priorizar asignaturas fundamentales para el desarrollo de capacidades básicas (.), lo que es válido tanto para la educación a distancia como para las clases presenciales. Esta priorización deberá incluir Lenguaje y Matemática, y puede contemplar la integración de asignaturas’, detalla Larraín.
Estos ramos, que serán los considerados para el promedio anual, tendrán que tener al menos una nota de 1 a 7. Para evaluar, tanto a distancia como presencialmente, se plantean tres opciones. Una es hacerlo formativamente, para a fin de año transformar el porcentaje de logro en una nota con ayuda de una tabla de equivalencias.
Otra alternativa apunta a combinar las actividades formativas con retroalimentación y evaluaciones sumativas. La tercera consiste en postergar estas dos últimas etapas hasta realizar el retorno presencial.
Con todo, se enfatiza que las evaluaciones deben contemplar distintas oportunidades, para ser un reflejo justo del aprendizaje. ‘Es muy importante que (los alumnos) cuenten con distintas formas de demostrar lo que han aprendido. Para ello, se recomiendan formatos que permitan reflejar el pensamiento (.), que apuesten a las expresiones, descripción de imágenes y modelos, y no solo a marcar un ítem cerrado’, apunta Larraín.
Según Gonzalo Muñoz, investigador de la Facultad de Educación de la U. Diego Portales, la experiencia de estos meses muestra que ‘la evaluación formativa está ganando un espacio cada vez más importante (.). Las orientaciones dejan un margen para definir cómo se calificará (notas), por lo que más abierto que nunca está el espacio para desarrollar una evaluación que contribuya al aprendizaje’.
Magdalena Vergara, directora de Acción Educar, valora la flexibilidad de las orientaciones. ‘Les da una mayor libertad, con alternativas y múltiples formas de evaluación. Cada profesor es el más indicado para determinar’, destaca. También destaca que la promoción no se automatice, pues sería una señal compleja para los estudiantes: ‘¿Qué les diríamos? ¿Que nada del trabajo que han hecho este año va a ser considerado?’.
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